CUBA LIBRE

PLACES. I had always this dream of Cuba, of people brought up with a deep sense of justice and of humanity as fellow beings. Then I met a few Cubans throughout Europe and I found that they were hard working and proud, with their heads held high, and that they still had a dreamer in themselves, like Diana. Then, the last time we met, she told me that even her grandmother - who fought the Revolution, donated her properties to the cause and participated actively in the alphabetization program of the whole country - is now disillusioned with the repressive police regime in which all has ended.
I remember that once, many years ago, in a business gala dinner, I spoke in favor of the Cuban Revolution. It just happened that I was seated, side by side, by a grandaughter of Batista. She took it as a personal offense. I only knew her husband, an American businessman, and had no idea of her family background. The Vicepresidents of our respective companies, present at the dinner, had to intervene. My Vicepresident, J., closed the argument saying: "Forgive P., he is a philosopher".

Siempre tuve este sueño de Cuba, de su gente educada en un sentido profundo de la justicia y de la humanidad como seres todos iguales. Luego me fui encontrando algunos cubanos, desparramados por Europa. Me parecieron gente que trabajaba duro, orgullosa con la cabeza alta, y que aún llevaban un soñador dentro, como Diana. Luego, la última vez que estuve con ella, me dijo que ya hasta su abuela - que luchó en la Revolución, donó sus propiedades a la causa, y participó activamente en los programas de alfabetización por toda Cuba -  estaba ahora desilusionada con el régimen policial represivo en que había acabado todo.
Recuerdo una vez, hace años, en una cena de gala, me puse a hablar a favor de la Revolución Cubana, y resulta que estaba sentado, silla con silla, junto a una nieta de Batista. Se lo tomó como una ofensa personal. Yo solo conocía a su marido, un hombre de negocios americano. No tenía ni idea del origen familiar de ella. Los Vicepresidentes de nuestras dos compañias, presentes en la cena, tuvieron que intervenir. El mío, J., cerró la discusión con un: "Disulparle, es que P. es un filósofo".